El origen de la palabra ‘Mauraca’
Comprobamos cómo junto a la tradición “castañera” de todos los otoños alpujarreños, pervive el arabismo mauraca, relacionado con la acción de “quemar”
La Alpujarra reúne las condiciones idóneas para la reproducción de ese árbol majestuoso y longevo que es el castaño. Apreciado por su madera y sus frutos, es un árbol que requiere de un clima templado y lugares abrigados y húmedos. En toda la zona de la Alpujarra encontramos topónimos con el nombre del castaño, lo cual nos indica la abundancia de ese árbol en los parajes alpujarreños. Las citas de topónimos que a continuación enumero son a título indicativo y basándome en algunas fuentes documentales que citaré completas la primera vez y con siglas posteriormente. En Albondón: Los Castañares (en Inventario de Toponimia Andaluza, 1990, ITA); en Almegíjar: Loma del Castaño (Servicio Geográfico del Ejército. Mapa Militar de España, 1974, SGE); en Bubión: Castañar (ITA) y Barranco del Castañar (SGE); en Busquístar: Cortijo Castaño Gordo (1946, mapa del Instituto Geográfico y Catastral, IGC); en Lanjarón: Castañar de la Calabaza (ITA); en Pórtugos: Castañar de Carranza (ITA) y Castañar de Conchita (ITA). Podemos comprobar, pues, que existen muchos lugares poblados de castaños con el locativo abundancial -ar cuyo significado es “lugar abundante en…”. Tan popular es el apelativo que incluso la Asociación de Mujeres de Mecina Bombarón se llama “El Castañar”.
Es ya tradición, desde hace años, que en tormo al día 1 de noviembre, para celebrar la festividad de Todos los Santos, se organiza una gran fiesta nocturna en la que participan los vecinos y muchos visitantes que acuden a los pueblos de Pampaneira, Bubión y Capileira a celebrar ese festejo que recibe el nombre de fiesta de la mauraca en la que los ingredientes que se combinan son castañas, hoguera y anís. Pero ¿de dónde procede la palabra “mauraca”? Veamos primero el término “castaña” que es ingrediente básico de la fiesta. El DEL (o Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia)al término “castaña” lo define como ‘fruto del castaño, muy nutritivo y sabroso, del tamaño de la nuez, y cubierto de una cáscara gruesa 2y correosa de color pardo oscuro’. El DCECH (Diccionario Crítico Etimológico, de Corominas) da su etimología, del lat. CASTANEA, ‘castaña’ (la -e- se palataliza en contacto con la -a- y se convierte en -ñ-). A continuación, acerquémonos a la palabra mauraca que, como podemos comprobar, no hace referencia directa a la castaña. Veamos su formación y origen. El diccionario etimológico citado hace derivar esta voz “del árabe múhraqa ‘holocausto, combustión, cosa quemada’, derivado, a su vez, de háraq ‘quemar’. De mauraca deriva en castellano la palabra moraga ya que el diptongo -au- se convierte en -o- y la -c- en -g- (moraga, en Andalucía, tiene también el significado de ‘acto de asar con fuego de leña y al aire libre frutas secas, sardinas u otros peces’). El Diccionario de la Real Academia, de 1884 da los nombres de mauraca o moraga en Andalucía con la definición de: ‘acto de asar castañas, bellotas o mazorcas de maíz, en el campo y al aire libre, sin más arte que cubrir gran cantidad de ellas con un montón de leña menuda, al cual se pone fuego por varios lados para que muy luego se convierta en rescoldo’ Es derivado del verbo háraq, el más corriente para decir ‘quemar’ en el árabe de todas las partes y de todas las épocas. En Lanteira recibe también el nombre de mauraca la ‘asada de patatas que se hace en el mismo bancal el día que se recogen de la tierra’.
Comprobamos cómo junto a la tradición “castañera” de todos los otoños alpujarreños, pervive el arabismo mauraca, relacionado con la acción de “quemar” y cuya primera documentación la encontramos en el Diccionario de Autoridades, Academia de la Lengua, de 1817. Nosotros, particularmente, pensamos que en La Alpujarra esa denominación debe ser muy anterior a esa fecha por el extenso período de la permanencia morisca en la zona. Gracias a la recuperación del patrimonio -en este caso inmaterial- se ha conservado esa palabra, “mauraca”, que parece albergar todo el exotismo, magia y sonoridad que las palabras transmitidas de generación en generación saben esconder en su alma.