Día 5. Un día de reencuentros 

Durante varios días Álvaro Romero nos guiará desde La Tahá hasta la frontera con Ucrania para llevar medicamentos y volver a España con algunos refugiados de guerra | En El Comarcal de La Alpujarra nos contará día a día su experiencia

Día 1. Comienza la Operación Aurora. Los preparativos antes de la salida. 

El miércoles tuvimos que cargar todo, administrando bien el espacio para cargar todo el material que tenemos, material médico e higiénico sobre todo. Un vecino de La Tahá también nos ha donado una radio de largo alcance para comunicarnos entre nosotros durante el viaje y para dejarla allí. En La Tahá también hemos recogido una colecta que han hecho los vecinos que nos viene bien para sufragar parte del coste de la gasolina. 

El jueves empezaba a las 7:00 horas en la Jefatura de la Policía de Granada, donde recogimos a tres compañeros que habían estado trabajando durante la noche. Con ellos nos hemos trasladado a Madrid, donde nos hemos reunido con otro compañero de Canarias y personal civil. Hemos alquilado las furgonetas y ordenado todo, haciendo noche en Getafe para coger fuerzas. 

¡El viernes partimos sin hacer paradas y comenzamos la maratón!

Día 2. Abandona uno de los miembros de la expedición 

La jornada ha comenzado con un percance, ya que uno de los conductores ha tenido que retirarse porque se encontraba bastante mal. Pasó regular la noche anterior y ha decidido no continuar el viaje, y ha decidido abandonar. Y aunque ahora mismo contamos con un conductor menos, podemos traer a alguien más a España. 

El resto de componentes hemos salido de Getafe sobre las 5:30 horas de la mañana, hemos hecho un alto en el camino para desayunar churros con chocolate, que ha traído una compañera. Hemos pasado por unas dependencias policiales para cargar algunas cajas que faltaban y a la espera de otros miembros que se tenían que incorporar. 

Después hemos viajado hasta Irún, donde hemos repostado. Gracias a las emisoras nos vamos coordinando mejor cada vez. 

En Francia hemos tenido dificultad en algunas carreteras por el tráfico, un par de furgonetas se han desviado momentáneamente por las obras y hemos tardado un poco más. Parece sencillo pero no lo es. Aún nos quedan 19 horas de camino y nuestra intención es ir relevándonos unos a otros.

Día 3. Llegamos a Ucrania y recogemos a varias personas 

El sábado fue una auténtica maratón. Vimos dos veces anochecer conduciendo, doblando turnos, descansando menos por la baja del día anterior. Hicimos varias paradas porque íbamos a contrarreloj, comiendo frutos secos y barritas energéticas. También tuvimos un pequeño roce con un camión y el conductor nos pedía una cantidad desorbitada por los daños que le habíamos causado. 

El cowboy lo dividimos en dos. Tres vehículos se fueron en dirección Varsovia, donde dejaron material médico a varios profesionales. Por la noche se volvieron a unir a nosotros y accedimos al punto que nos indicaron para dejar el material. Y aunque aquello parecía totalmente abandonado, al final vimos a dos vigilantes ucranianos y dejamos la mercancía de la que se abastece el campo de refugiados. Hicimos una cadena entre todos y de allí nos fuimos al campo de refugiados, justo en la frontera de Polonia con Ucrania. Dimos todos nuestros datos y nos dejaron pasar, donde nos encontramos con muchos españoles y portugueses, con todo muy organizado, sitios de comida caliente, voluntarios… Y en tiendas de campaña nos asignaron una pulsera a todos los responsables de cada vehículo para poder recoger a las personas que nos queriamos llevar. 

Hicimos los trámites lo más rápido posible para recoger a las familias para que no pasaran más tiempo allí. Había una madre con un bebé de dos meses, otra con un niño pequeño, esperando pacientemente que los recogiésemos. Acabamos a las 4 de la madrugada prácticamente sin haber dormido e iniciamos el viaje de vuelta. A los 40 minutos, el compañero que había gestionado todo el registro uno de los compañeros se tuvo que ir al hospital al encontrarse muy mal por un fuerte dolor estomacal, así que tuvimos que parar 1 hora en un área de servicio, después de la cual hemos recogido al compañero que ya se encuentra mejor. Ya hemos iniciado el camino de vuelta hacia España y ahora podemos ir más lentos que a la ida.

Día 4. De regreso a España 

El compañero que se había quedado en Madrid estuvo buscando hoteles en distintos puntos de Alemania pero no nos pudimos quedar porque nos exigían a todos el pasaporte COVID o una PCR negativa y la opción de Francia estaba muy lejos aún. Y no nos quedó más remedio que hacer noche en un área de servicio, donde cenamos sobre las 22:00 horas, reanudando la marcha las 2:30, aunque tuvimos que volver a parar a las 5:30 porque los conductores se encontraban bastante cansados, por lo que nos detuvimos una hora aproximadamente para después proseguir la marcha. 

Hemos invitado a los refugiados a comer, aunque en un principio no querían. Continuamos la tarde y empezamos a hacer gestiones para dormir en un hotel para descansar y darnos todos una ducha. Hemos cruzado media Europa y nuestro destino era Irún, ciudad a la que llegamos a las 23:00 horas. Después de ubicarnos en distintos hoteles nos acostamos en torno a las 1:30 de la mañana. Con un conductor menos la verdad es que el viaje se ha hecho más duro para todos, algunos han tenido que doblar en jornadas de 6 a 8 horas. Después de unos días se agradeció una ducha y una cama en la que descansar.

Día 5. Un día de reencuentros

Nos hemos puesto en pie a las 6:15 horas para dejar a las personas que iban en dirección a Santander. Nos hemos intercambiado los teléfonos con los ellos porque no queremos perder el vínculo. En el hotel donde nos hemos quedado nos han puesto de desayuno todo lo que hemos querido, y además nos han proporcionado bollería, zumos y fruta para el camino. 

Vamos en dirección Madrid, la verdad es que mucho más relajados porque estamos en España, y disfrutando de la experiencia. En Madrid tenemos que organizar un tema de logística y después partiremos hacia Granada. Vamos con el tiempo medido porque hay compañeros que entran a trabajar a las 23:00 horas. Nuestra intención es salir a las 16:00 horas en Madrid y a las 20:00 horas estar en Granada. 

Si nos paramos a pensar en las sensaciones que hemos tenido se podría decir que ha sido como montar en una montaña rusa. Ha habido momentos en los que te venías arriba, sobre todo con el agradecimiento que te mostraban, pero en otros momentos te venías abajo, como cuando te faltaba el alojamiento, te desmoralizas, se doblan los kilómetros, parece que no vas a llegar, pero con el apoyo de los demás, el pensar que hay que hacerlo, te vuelves a animar y haces otra tanda de kilómetros y se te hace todo más fácil. 

El estrés y el cansancio acumulado también te nubla la mente, y aunque las cosas se complican y son momentos difíciles, hay momentos de alivio. Los refugiados están muy agradecidos y eso te ayuda a continuar. Otra cosa que te llama mucho la atención es la solidaridad de muchos. Realizando las gestiones en la oficina de Hacienda, la persona que nos atendió nos ofreció una casa vacía para los refugiados, y eso te hace sentirse orgulloso de todas las personas que te apoyan. En este viaje hemos aprendido muchas cosas, como saber donde están nuestros límites personales, poder superarlos y sobre todo ayudar a estas personas. 

Ya en Madrid nos hemos dirigido a la Estación de Méndez Álvaro, donde habían quedado algunas de las personas que venían con nosotros para encontrarse con sus familiares, por lo que ha sido muy emotivo. Allí ha llegado la hija de una señora de mediana edad que venía con nosotros que decía que hacía años que no la veía, y ahora la ha podido volver a ver. Todos muy agradecidos. Otra familia iba a Valencia y unos compañeros los han llevado a Atocha y les han dejado subirse al tren gratis, por lo que también impresiona ver la cadena de favores que existe. 

Tras el paso por Madrid hemos parado cerca de Aranjuez, en el Restaurante 3 J, donde hemos disfrutado todos de una comida casera espectacular después de estar comiendo barritas energéticas y frutos secos. Allí, el dueño del restaurante, en vista del viaje que estábamos haciendo, se ha interesado por nosotros y no nos ha dejado pagar, asegurando que ese era su modo de contribuir, por lo que le estamos muy agradecidos. 

Ya en el coche otra vez nos han contado que el compañero que no pudo continuar el viaje y se tuvo que volver a Madrid, se encontró cuando paró a repostar con otros policías españoles que subían hacia Varsovia, y este le comentó que no pudimos llevarnos a parte de una familia que se tuvo que quedar allí. Por número de plazas había dos miembros que se tenían que no podían venir, y el padre decidió quedarse él y su hijo mayor, por lo que se fueron la mujer y el resto de hijos. Pues este encuentro fortuito entre los policías ha hecho que los compañeros sepan de esta familia, cogan el contacto de este padre y este hijo, los localicen y los traigan para España, por lo que toda la familia se ha podido reunir, como se ve en este vídeo: 

Mientras vamos de camino a Granada nos llegan muchos mensajes de agradecimiento de las personas que hemos traído a España con sus familias, contentos, comiendo, disfrutando…