La maestría de los agricultores de La Alpujarra para controlar el agua
La cultura islámica durante ocho siglos provocó uno de los mayores cambios en la configuración del paisaje mediante su particular forma de manejar el preciado líquido
Una de las principales singularidades del Parque Protegido de Sierra Nevada consiste en el ancestral procedimiento del manejo del agua que realizan los campesinos de La Alpujarra. Este sistema les permite retener en el subsuelo las aguas del deshielo para así poder abastecerse y regar sus campos durante los periodos secos.
Mediante una densa red de canales excavados en la tierra (acequias de careo) los acequieros de La Alpujarra derivan el agua de deshielo de la cabecera de los ríos para infiltrarla en la zona alta de las laderas. Una vez que el agua percola en el subsuelo discurre ladera abajo para, tiempo después, alimentar a los ríos y manantiales.
Este sistema de manejo del agua, implantado al menos desde la conquista árabe-bereber del sur de España (siglo VIII), ha provocado una notable transformación del paisaje, donde las terrazas de cultivo y los pastos de Mecina Bombarón, Bérchules, Juviles, Almegíjar, Trevélez, Lobras, Cástaras, Cádiar, Juviles, Yegen, Válor, Nevada, Ugíjar, Busquistar, Pórtugos, La Taha, el Barranco de Poqueira, Soportújar, Carataunas, Cáñar, Órgiva, Lanjarón, etcétera, coexisten con ecosistemas de alto valor ecológico.
Una de las acequias de careo más importantes de Sierra Nevada es, sin duda, la acequia de Trevélez. Su trazado de precisión por laderas abruptas, con estrechos pasos tallados en roca, junto con el impresionante paisaje por el que discurre, hacen que esta sea una de las visitas que a buen seguro quedará en el recuerdo de senderista que la haga. También, en el caso de Bérchules, la infiltración del agua de ‘La Sima’ permite que los manantiales de abastecimiento a esta bella y turística localidad dispongan de un caudal continuo durante todo el año.
De igual modo, y a modo de ejemplo, el histórico municipio de Alpujarra de la Sierra dispone de una red de acequias morunas dignas de conocer y recorrer. Muchas de estas acequias están escoltadas de castaños milenarios y centenarios. La mayor parte de la nieve acumulada durante el invierno en Sierra Nevada suele fundirse entre los meses de mayo a junio. El agua clara y cristalina de deshielo de su vertiente sur fluye en busca del mar Mediterráneo, mientras que aquella de su ladera norte lo hace por el Guadalquivir hacía el Atlántico.
En La Alpujarra el turismo de naturaleza atrae a muchísimos turistas y visitantes de todo el mundo. El presidente de la Junta de Andalucía Juan Manuel Moreno es un gran andarín y entusiasta de La Alpujarra. A él se le pudo ver hace poco practicando senderismo por Capilerilla (anejo de Pitres), Capileira y otras zonas. Miles de personas se acercan cada año a esta bendita tierra para conocer los pueblos blancos (la mayoría encaramados entre sierras y montañas), su cultura, monumentos, talleres, museos… términos municipales salpicados de terrazas, balates y bancales, cortijos y cortijadas, ríos, choperas, manantiales, acequias, fuentes, puentes, etcétera.