La casa alpujarreña de las macetas

Una vecina de Pórtugos tiene cubierto su tinao, fachada y terraza de su casa con más de 200 macetas de flores para decorarla y embellecerla aun más como lo hicieron sus antepasados

La tradición de las plantas en su casa es algo tan natural como ir a comprar el pan. María Encarnación García López ha decorado el tinao y el interior de su casa centenaria provista de terraza con más de 200 macetas de pilistras, geranios, hortensias, claveles, rosas, hiedras, cintas, cactus, etcétera. A ella le encantan las macetas. Algunas macetas se riegan por goteo. “En Pórtugos cuesta bastante criar macetas durante todo el año porque este pueblo de La Alpujarra se encuentra a 1.303 metros de altitud sobre el nivel del mar. Yo tengo mucho cuidado para que no se hielen en invierno. También me encargo de podarlas y de echarle estiércol para que se conserven en perfecto estado”, manifestó María Encarnación.

“A mi padre, Jesús García Rodríguez (ya fallecido) le encantaban las flores y los jardines. A mi abuela María Teresa Fernández Quirantes también le pasaba lo mismo. Y yo le he salido a ellos. También, en mi cortijo y en mis fincas tengo muchas flores. En verano suelo acabar a las dos de la madrugada de atender a las macetas de mi casa porque yo trabajo en mi campo. El estiércol que le pongo a las macetas es de mis caballos. También, si alguna flor tiene una enfermedad se la trato para que desaparezca. Además, hago abonos caseros con las cáscaras de plátano. Asimismo, uso ceniza y cáscaras de huevo para fortalecerlas. A las macetas que tengo en la terraza le pongo el pozo del café para que tomen más fuerza”, indicó esta vecina de Pórtugos.

Según María Encarnación García “yo trabajo en la hostelería y también en el campo cosechando guisantes y tomates. El campo me encanta. Hace unos años estuvimos a punto de poner una fábrica de plantas medicinales con una gente de Suiza pero como no nos dejó hacer Cultura la nave para hacer la fábrica no pudimos llevar a cabo ese proyecto que hubiera dado trabajo y riqueza en La Alpujarra. También diré que en mi casa adoramos también a los caballos. Nosotros tenemos cuatro porque a toda la familia nos gusta montar en ellos y llegar a los parajes de ‘Panjuila’, ‘El Peñón’, Sierra Nevada, etcétera. De los caballos se encarga mi marido Cecilio Martín Rodrigo. Yo soy una mujer de pueblo que le encanta vivir en Pórtugos, un pueblo maravilloso de la alta Alpujarra que merece la pena que sea conocido por su paisaje, historia, tradiciones, gastronomía, etcétera».