La abuela de Válor se llama Martirio Martín y tiene 98 años

Esta excelente mujer que comenzó a trabajar en el campo a corta edad ha pertenecido durante muchos años al grupo de teatro local ‘El Castillejo’, uno de los mejores de la comarca

La mujer más longeva del municipio alpujarreño de Válor se llama Martirio Martín López y nació el día 5 de enero de 1924. Martirio pudo ir a la escuela. Desde temprana edad comenzó a trabajar en su casa, en el campo y en casas particulares. Su padre se llamaba Felipe y murió en la guerra. Su madre se llamaba Amelia. Este matrimonio que tuvo más hijos nació en el pueblo de Lucainena (en La Alpujarra almeriense). Martirio, viuda desde hace años, se casó con Evaristo pero no tuvieron descendencia. Como carecían de dinero en aquellos entonces no pudieron irse de viaje de novios. Martirio tiene sobrinas y sobrinos nietos que la adoran. En Válor es muy querida y respetada esta mujer. Martirio reside en una casa maravillosa y es atendida por una mujer las 24 horas del día. También Martirio trabajó en Andorra y en otros lugares. Su vida siempre ha sido trabajar y trabajar. El secreto de Martirio para estar siempre fresca y rosada parece consistir en que siempre ha encontrado el modo de estar ocupada. La biografía de Martirio tiene mucho que decir, aunque quizás pueda resumirse en que fue una trabajadora incansable.

Martirio durante varias décadas también aportó su granito de arena actuando estupendamente en el grupo de teatro ‘El Castillejo’ de Válor, uno de los mejores de La Alpujarra. Martirio ha actuado en muchos lugares con los demás compañeros y compañeras para deleitar al respetable público con las obras puestas en escena. Martirio hasta la fecha goza de buena salud. Ella asegura que “solo he tenido varios resfriados, más o menos en mi larga vida. Yo como de todo lo que se presenta y todo me cae bien. Siendo comida como la de antes toda es buena para mí. Yo soy una entusiasta del teatro. En Válor siempre ha habido un grupo de teatro y unos ‘actores’ fantásticos. Yo también soy muy devota del Santísimo Cristo de la Yedra de Válor. Un cuadro del Cristo lo tengo en mi comedor para que me proteja y ampare. Yo, a pesar de faltarme menos de dos años para cumplir el siglo de vida, no termino de aprender. Por las tardes me encanta ver la televisión y merendar”, indicó la abuela de Válor.

Martirio Martín también ha manifestado junto a su sobrino nieto José Antonio que “en Válor, según me han dicho, existe un hombre más mayor que yo. Eso sí, yo soy la abuela de Válor hasta que el Santísimo Cristo de la Yedra quiera. A una servidora le encanta la artesanía y hago un montón de cosas, como por ejemplo, abanicos y cestitas. También he hecho prendas de ganchillo y esparto. Yo he conocido Válor sin agua potable en las casas. Había que ir con cántaros a por ella y lavar la ropa en los lavaderos y acequias. Antes en Válor las calles, plaza y plazoletas eran de tierra. La luz era de poca potencia. Los candiles estaban a la orden del día. Había muchos pastores. En cada casa se criaban marranos, gallinas, conejos, gallos, etcétera. En las tiendecillas se compraba poca cosa: azúcar, arroz, especias y algunas cosas más. Casi siempre en mis tiempos juveniles se viajaba a otros lugares andando o subida en un mulo o una burra. Yo conocí Granada capital cuando ya era una mozuela. Antes en las fiestas se procuraba estrenar alguna prenda y comer arroz que era un artículo de lujo. La representación de ´Moros y Cristianos’ que se celebra en las fiestas tiene varios siglos de vida. Mi pueblo tiene mucha fama de cocinar muy bien. Una de sus célebres platos es la perdiz en escabeche”, terminó diciendo.