José López se ha convertido a los 95 años de edad en la persona más longeva de Murtas
Cuando este alpujarreño de la Sierra de la Contraviesa cumplió 7 años empezó a recoger almendra y cuando duplicó esa edad su padre falleció y comenzó a arar los campos con una yunta de mulos para sacar adelante a su madre y hermanos menores que él
El más mayor de Murtas se llama José López López y nació en el cortijo ‘Los Pinillos’ el 22 de septiembre de 1927. Su madre se llamaba Elodia y su padre José. Eran 5 hermanos (tres hombres y 2 mujeres). José pudo ir poco tiempo a la escuela porque España estaba en guerra. Después de la contienda asistió a clase en la escuela rural que había en el paraje de ‘Los Archillas’. José empezó a trabajar muy joven en el campo. Cuando cumplió 7 años se dedicó a recoger almendra. Más adelante aró con una yunta de mulos y se dedicó a realizar las labores campesinas. José se libró de hacer el servicio militar. Esta gran persona a los 95 años de edad se ha convertido en el abuelo de Murtas.
José López, a los 21 años de edad, contrajo matrimonio con Ana (ya fallecida) y tuvieron 3 hijos (dos varones y una mujer) que le han dado 8 nietos y nietas y 8 biznietos y biznietas. José López siempre trabajó en el campo. Trabajó muchísimo primero para sacar a sus hermanos adelante porque su padre falleció muy joven. José trabajó todos los días, de sol a sol. José ha viajado poco. Siempre ha estado en La Alpujarra. El vino que cosechaba era para venderlo. También cosechaba almendra e higos. Cuando José era joven Murtas tenía muchos habitantes y muchas tiendas y bodegas familiares. Al mercadillo de los domingos acudían muchos agricultores de Benínar a vender sus hortalizas, principalmente. José frecuentó mucho El Marquesado para vender y comprar productos del campo. José es un gran aficionado al trovo alpujarreño.
La casa de José ha tenido hasta hace unos años una bodeguilla en activo con cubas de madera realizadas por carpintero y artesano Miguel Guillén. “Antes el pueblo de Murtas era un encanto y ahora se ha quedado con pocos habitantes. Había muchas tiendas, una fábrica de almendra y todos cortijos habitados. Yo me encargaba de herrar mis bestias. Había un herrero que vivía de eso y varios carpinteros. También abundaban las tabernas y molinos de grano y aceite, etcétera. También había pastores. Yo siempre he gozado de buena salud. Ahora me atiende mi hija y otra mujer. Yo he trabajado mucho y he conducido mi vehículo hasta los 90 años de edad. El carnet de conducir me lo saqué hace muchísimos años y nunca tuve un accidente porque yo siempre he ido despacio y con mucho cuidado. Recuerdo que mi primer coche fue un Citroën dos caballos. Luego compré otro Citroën 8, y después un Peugeot. Yo soy muy católico y muy devoto de la Santa Cruz. Últimamente me visita un religioso que le llamamos ‘El ermitaño’. En mi casa echamos un ratico de conversación. Es una persona muy humilde y muy buena”, terminó diciendo.