Emilio e Isabel proyectan celebrar a lo grande sus bodas de diamante rodeados de su familia
Él perdió su mano derecha a los 37 años, cuando a unos niños les arrebató un cohete a punto de explotar para salvarles sus vidas
Mantienen su amor a lo largo de seis décadas. Cumplir sesenta años de matrimonio es un privilegio y un regalo del que no todas las parejas llegan a disfrutar por unos motivos o por otros. Emilio Montoro Hila, nacido en Mecina Alfahar en 1936, y su esposa, Isabel Robles Estrada, nacida en Mairena en 1940, en el próximo mes de abril tienen proyectado celebrar a lo grande sus bodas de diamante con sus hijos Francisco (farmacéutico en Laroles), María Isabel (enfermera en Melilla), y Jesús (enfermero en Almería), y sus correspondientes parejas. Sus hijos le han dado hasta la fecha a este matrimonio cinco nietos y dos nietas. Los más mayores ejercen ya una carrera y otros más pequeños piensan estudiar también.
Emilio pudo ir poco tiempo a la escuela, como la mayoría de los niños en aquellos entonces de la posguerra. A corta edad comenzó a trabajar en el campo para ayudar a sus padres, Ricardo y Josefa y a sus tres hermanos a sacar la casa adelante. La labor la labraban a medias con el propietario. Eran tiempos muy duros y difíciles. Emilio realizó el servicio militar en Melilla. Cuatro años después de servir a la Patria contrajo matrimonio con Isabel. El noviazgo duró cinco años. No pudieron ir de viaje de novios. El segundo día de casados lo pasaron sembrando papas. Isabel estaba acostumbrada también a trabajar en el campo desde que era una niña porque su padre murió muy joven, lo atropelló un camión cuando iba montado en un caballo que se asustó del ruido del vehículo, y se quedaron seis niños muy pequeños huérfanos de padre que para ayudar a su madre tuvieron que arrimar el hombro a corta edad.
Emilio, después de casado, siguió trabajando en la agricultura. Un día en una fiesta de Mecina Alfahar, cuando Emilio tenía 37 años, vio que varios niños tenían un cohete con la mecha encendida a punto de explotar. Y sin pensarlo dos veces Emilio, el bueno de Emilio, se lo quitó y le explotó a él perdiendo la mano derecha. Se fueron para siempre los dedos pero salvó a los niños de un grave accidente o incluso de la muerte. A Emilio le pusieron una prótesis y al poco tiempo siguió trabajando como el que más. Emilio y su familia se trasladaron a Granada capital para vivir en el piso en la Avenida de América que había comprado y dedicarse a la compra y venta de productos del campo: almendra, ajos, etcétera. Sus hijos pudieron estudiar. Juan Martos, director de la Caja de Ahorros y después alcalde de Válor, le ayudó muchísimo. Años después este matrimonio volvió a Mecina Alfahar y siguió comprando almendra en la zona. También tuvo un almacén de habichuelas. Muchos miles de kilos de ese fruto los adquiría Antonio Reyes.
Emilio sigue conduciendo su vehículo por La Alpujarra. Junto a su casa sigue labrando y mimando una parcela de una hectárea de terreno. Durante mucho tiempo labró una viña para poder cosechar todos los años unos 5.000 litros de vino. También posee otra finca de olivos. Este matrimonio ha viajado mucho a través del Incerso. La casa donde reside esta familia tiene cuatro plantas. Además posee un bloque de viviendas. Emilio estuvo 16 años ejerciendo de alcalde pedáneo de Mecina Alfahar sin cobrar nada. Un día la Diputación le rindió un homenaje. El por entonces diputado por La Alpujarra, José López Gallardo, en compañía de autoridades provinciales y locales y vecinos del pueblo descubrió una placa en una fachada que reza lo siguiente: “Esta avenida se reformó estando de alcalde Emilio Montoro Hila. El pueblo reconoce tu labor. Mecina Alfahar 18-1-2009”. Emilio agradeció este gesto del PSOE porque aunque él es de derechas (PP) reconoció otro partido político su labor. Emilio hizo mucho por su pueblo.