El más longevo de Cáñar tiene 97 años y sigue trabajando en el campo

Ramón Funes Moya cosecha en su finca de ‘Las Cañaíllas’ papas, cebollas, ajos, pimientos, tomates, aceituna, caldos y otros productos del terruño

Agricultura hasta la médula. El abuelo de la localidad alpujarreña de Cáñar, Ramón Funes Moya, a pesar de tener 97 años de edad sigue trabajando en el campo para cosechar en su finca patatas, habas, cebollas, ajos, tomates, aceituna, caldos y otros productos. Ramón no pudo ir a la escuela por varios motivos, entre ellos la Guerra Civil. Lo poco que aprendió fue de noche en la escuela particular de Frasquito Gallego. Su padre, Gerardo, falleció en 1937 y Ramón, el mayor de los hermanos, tuvo que empezar a trabajar en el campo con un mulo y como un hombre. Su madre se llamaba Eusebia. Este matrimonio tuvo seis hombres y una mujer. Ya solo viven Ramón y su hermano Plácido, que tiene 20 meses menos que él. Ramón es un hombre educado, con mucha memoria y con el refinamiento intacto. Él aprendió pronto los quehaceres del campo en tiempos difíciles para los menos pudientes. Se trabajaba mucho y se ganaba poco.

Ramón Funes, de la quinta del 45, realizó el servicio militar en Málaga, Los Pirineos, Gerona y otros lugares. Los viajes fueron muy penosos. Cuando se licenció se dedicó a segar, trillar, arar, recoger aceituna, etcétera. Estuvo tan solo cinco meses trabajando en Francia porque aquello no le gustó. Ramón contrajo matrimonio con 27 años de edad con Carmen Domínguez Estéban, y tuvieron un hijo Gerardo que es profesor. Ramón dice que ya no sirve mucho para trabajar en el campo pero a comer no hay quien le gane. Todo le sienta bien. A él le encanta también andar para mantenerse en forma. Algunas veces se pone a charlas con muchos vecinos de Cáñar, entre ellos, el célebre Ramón ‘El Cartero’. El abuelo de Cáñar ha visitado poco a los médicos en su larga vida porque no le han hacho falta.

Ramón Funes tuvo un mulo llamado ‘Cordero’ que falleció no hace mucho tiempo a los 32 años de edad. Una vez se lo robaron pero la Guardia Civil dio con él en otro lugar y pudo recuperarlo. También ha tenido varios perros en su vida. Ahora está preparando el terreno para instalar la hortaliza de pimientos y tomates. Ya tiene sembrados ajos, cebollas y habas en su finca de ‘Las Cañaíllas’. Ramón ha trabajado con caballerías acarreando papas de la sierra de La Haza Llana de Soportújar, perteneciente a la familia Valdés de Dúrcal. Hasta un garaje de Soportújar bajaban los sacos de papas y cuando subían las bestias iban cargadas de sacos de guano para abonar el terreno. La semilla de las papas procedía del norte de España.

El hombre más longevo de Cáñar usa callados de su castaño hechos por él. Son muy duraderos. Algunos tienen más de medio siglo de vida. Ramón Funes recuerda cuando se hizo la carretera y cuando la banda de música de Cádiar amenizaba las Fiestas de Santa Ana. “El maestro iba montado en un mulo y los músicos andando”. Ramón tuvo poco tiempo para divertirse. Eran otros tiempos. Casi todos sus amigos de juventud ya han fallecido. De su quinta había 13 personas y solo queda él en este mundo. Cuando Ramón era joven el vino lo traían en caballerías de Polopos, Torvizcón, Rubite y Sorvilán. La familia de Ramón tuvo una taberna. Su padre iba a por vino con su mulo a Torvizcón y Polopos.

Según Ramón “la vida antes era imposible. Había que trabajar mucho para comer algo. Yo he criado marranos para el sustento de la familia. He criado también conejos, gallinas, cabras y ovejas. Yo he andado mucho. He ido a Dúrcal andando y he venido andando cuando fue el tiempo de las células personal, una especie de carnet de identidad. Ahora vivo con mi hijo y mi nuera. Mi nieta está en Sevilla. Todas las mañanas me voy al campo a trabajar para no perder la costumbre. Por la tarde me toca pasear. Es muy bueno para la salud. Cáñar desde siempre ha sido un pueblo de longevos y longevas. Este terreno es muy bueno para la salud y los frutos también. Cada año que pasa viene más gente de fuera a visitarlo y a andar por los caminos y senderos. Cáñar es un pueblo muy acogedor”.