Javier Bermúdez, 60 años tejiendo el mimbre en Lanjarón
Heredero de grandes maestros mimbreros, este experto reconoce con cierta pesadumbre que el oficio al que se dedica le queda poco tiempo para que desaparezca
Hasta hace unos lustros una de las industrias artesanales que ocuparon a un ramillete de familias de Lanjarón y del Valle de Lecrín fue el aprovecho del mimbre y la confección de piezas de cestería, vaseras, sillones, lámparas, botelleros, espejos, repisas, y otros artículos con esa materia. En la actualidad de todos los artesanos del mimbre que dieron fama a Lanjarón solo quedan unos pocos. En Lanjarón se ha trabajado el mimbre y otras fibras vegetales, destinándose a la realización de objetos para la casa y el trabajo. Antiguamente se elaboraban en este municipio una amplia producción de cestos y cestas, sillones, vaseras para ir a tomar el agua minero-medicinal al Balneario, etcétera. Hoy en día la artesanía de fibra vegetal es prácticamente testimonial en Lanjarón, habiendo cesado en su producción la gran mayoría de los talleres familiares.
En Lanjarón se mantiene un ramillete de talleres que fabrican, principalmente, una amplia gama de cestería. Uno de ellos pertenece a Javier Bermúdez Heredia. Este artesano, nacido en Lanjarón hace 67 años, aprendió el oficio de su padre Manuel cuando cumplió siete años. La madre y los abuelos de Javier también fueron grandes artesanos del mimbre recogido en las mimbreras que crecían en las proximidades del río de Lanjarón. Ellos fabricaron millares de vaseras, costureros, bandejas para las planchas, sillones, etcétera. Eran tiempos de bonanza para estos artesanos.
Desde hace años el mimbre que se gasta en Lanjarón procede de otras zonas. Javier Bermúdez ha enseñado a jóvenes del colegio y a personas mayores de su pueblo a fabricar todo tipo de piezas con mimbre. Javier ha incorporado diseños propios junto a los tradicionales. Su hermano Juan es también un gran artesano del mimbre que se obtiene de un arbusto de la familia de los sauces y que se teje para crear diferentes productos. Javier pretende que algún ayuntamiento o estamento lo contrate para que su oficio no desaparezca y algunas personas de la comarca sigan elaborando como antes toda suerte de objetos de mimbre porque asegura que “los objetos de mimbre que vienen de otros países no son duraderos y no se pueden comparar con los que se fabrican a mano en Lanjarón con buena materia prima y con manos muy expertas”.
Bermúdez fabrica y moldea también con sus ágiles manos cabeceros de cama, mesitas de noche, baúles, cañones, árboles de Navidad, leñeros, revisteros y otras cosas con varetas de mimbre. A Javier se le puede ver trabajando y vendiendo sus artículos, unas veces en el bajo de su casa y otras junto a la Oficina de Turismo de Lanjarón. Las manos de Javier se mueven entre varetas de mimbre, insertando, trenzando y tejiendo una con otra. Es un artista en estos menesteres. Muchos turistas y visitantes se sientan un rato junto al artesano para aprender un poco a manejar esta fibra vegetal que suele durar largo tiempo y que en otros tiempos le dio también fama y renombre a Lanjarón. En el Museo del Agua de Lanjarón se puede contemplar una vasera gigante de más de un metro de altura elaborada con mimbre por el gran artesano Javier Bermúdez Heredia.