Alpujarra de la Sierra es también tierra de balates

En el municipio existen balates centenarios de piedra sobre piedra seca acuñada con ripios para delimitar y proteger las fincas rurales

En el municipio de Alpujarra de la Sierra, formado por Mecina Bombarón, Yegen, El Golco y la aldea de Montenegro perduran balates de piedra seca realizados hace siglos para enfrentarse la orografía del terreno. El uso de la piedra como elemento de construcción no solo es hermoso sino muy duradero. Las edificaciones de piedra seca tienen un gran valor histórico y son un auténtico referente identitario en este cada vez más turístico lugar y en otras zonas de la comarca de La Alpujarra. Estos muros en terrenos abruptos o en pendiente permiten crear una especie de terraplén estrecho, en forma de bancal o terraza agrícola. En otros tiempos había en cada pueblo la figura del balatero para estos menesteres.

A lo largo de los siglos muchos campesinos de Alpujarra de la Sierra han extraído de los campos de cultivo las piedras que le impedían que se arara y crecieran correctamente las semillas. Estas y otras piedras procedentes de otros lugares servían para realizar muros para proteger y delimitar el terreno. En otros tiempos a los maestros balateros no les faltaba el trabajo por que se cultivaban todos los campos por muy pequeños y pendientes que fueran.

En Alpujarra de la Sierra y en otros pueblos, el abandono casi total de los métodos tradicionales de cultivo en zonas abancaladas y la consecuente falta de mantenimiento está poniendo en peligro la conservación del patrimonio agrícola. Un muro de piedra seca significa un muro sin argamasa que sostiene las piedras juntas. La construcción de un balate no es un trabajo fácil ni cómodo por que el manejo de piedras sobre piedras bien asentadas y que no se descompongan requiere de mucha experiencia, maña y fuerza.

Los balates de piedra seca ataludan las pendientes conformando los bancales o terrazas para, y entre otras cosas, ganar terreno cultivable en lugares donde antes lo impedían. Desde tiempos inmemoriales los vecinos de Alpujarra de la Sierra han elegido piedras con mucha resistencia para realizar balates, algunos con mucha longitud y varios metros de altura. Con ligeros martillazos muchos alpujarreños han corregido a lo largo de los años los resaltos y aristas que quedaban en el balate o muro para ajustar las piedras grandes sin labrar y sin mortero de ninguna clase, colocadas unas sobre otras con mucha precisión y maestría y acuñadas con piedras más pequeñas llamadas ripios.

Alpujarra de la Sierra es un lugar con mucho encanto y sus balates, acequias, castaños centenarios, caminos y senderos, río, puente y calzada romana, fuentes, gastronomía, historia, frutos del campo, artesanía, museos, festejos, cultura, biblioteca, personajes y muchísimas cosas más, hace que sea uno de los lugares más interesantes de la comarca de La Alpujarra. Su Ayuntamiento, presidido desde hace años por el gran médico de familia, José Antonio Gómez, trabaja para que este municipio prospere en todos los sentidos.