Acepta seis años de prisión el acusado con problemas de drogas que dejó morir a su hermano en Órgiva
El magistrado presidente ha disuelto entonces el jurado, que no habrá de posicionarse, dejando el juicio visto para sentencia
El hombre de 42 años que ha sido enjuiciado por la fórmula del jurado popular en la Audiencia Provincial de Granada por dejar morir a su hermano, dependiente de él, en un cortijo de Órgiva, tras desatender sus necesidades más elementales y el seguimiento de sus tratamientos, ha aceptado este miércoles seis años de prisión tras un acuerdo entre las partes en el que se aplica la eximente incompleta de drogadicción.
El procesado reconoció el lunes en su declaración que no lo cuidó «bien» en el último año de su vida por sus problemas con las drogas, que le obligaban a un consumo a diario y de modo «exacerbado», una circunstancia esta última que los forenses han corroborado de forma «determinante» este miércoles, según las fuentes del caso consultadas por Europa Press.
Tras estas periciales, y una vez la fiscal ha rebajado su petición inicial de nueve años y medio por homicidio por omisión a seis, tanto la acusación popular, ejercida por la confederación Plena Inclusión Andalucía de organizaciones a favor de las personas con discapacidad intelectual, como la defensa del procesado, se han adherido a esta solicitud.
El magistrado presidente ha disuelto entonces el jurado, que no habrá de posicionarse, dejando el juicio visto para sentencia, en virtud de lo que permite la normativa para casos juzgados por esta fórmula en los que la petición de pena no pasa de los seis años de prisión.
El acuerdo incluye también un periodo posterior a la estadía en la cárcel de cinco años de libertad vigilada con obligación de continuar un tratamiento de desintoxicación, han precisado también las mismas fuentes.
La confederación Plena Inclusión Andalucía interesaba inicialmente para el acusado una condena de prisión permanente revisable por un supuesto asesinato en su modalidad de comisión por omisión, mientras que su defensa interesó por su parte la libre absolución o, en su defecto, una condena por supuesto homicidio imprudente teniendo en cuenta la eximente de drogadicción.
Según hizo constar en su escrito de conclusiones provisionales la Fiscalía, tras la muerte de su hermano, el acusado lo enterró en un linde de la finca en la que convivían y se fue a Motril, en la costa. Desde 2014, el hermano, con una discapacidad del 97 por ciento y de 36 años cuando falleció en 2019, convivía con el acusado, que era su tutor desde el fallecimiento de la madre de ambos, viviendo en un cortijo y sin relación con otros familiares.
Preguntado por su defensa, él indicó que lo enterró «mal» y al día siguiente de que notara que no respiraba, en la misma zona de la casa familiar donde reposaban las cenizas de sus padres, como dijo que fue el deseo de ellos. No avisó a las autoridades de la defunción porque consideró que lo iban a «culpar de todo», incidiendo en el «odio social» que sentía por parte de los vecinos de Órgiva.
Así las cosas, según aceptó tras explicar que su historial como persona con problemas de drogadicción se remonta a unos 20 años atrás, se fue a Motril a «consumir droga» y a hartarse de «llorar por las calles» hasta que lo detuvieron, momento en que no ocultó los hechos. Los agentes que se habían personado en la casa y que declararon como testigos en el juicio este pasado martes apuntaron a que las condiciones de suciedad de la casa en aquellos días eran prácticamente infrahumanas.