Murtas pide colaboración para arreglar el Castillo de Juliana, BIC en estado «muy deteriorado»

Esta antigua fortaleza árabe ha sido incluida en la Lista Roja de la asociación Hispania Nostra

El alcalde de Murtas, José Miguel Romera (PP), ha indicado este martes que el consistorio de este municipio de La Alpujarra, de unos 450 habitantes, requeriría de la colaboración del resto de administraciones, en especial del Gobierno central, para la rehabilitación del Castillo de Juliana, que ha sido incluido en la Lista Roja de la asociación Hispania Nostra.

Esta asociación de defensa y promoción patrimonial ha incluido este enclave, reconocido como Bien de Interés Cultural (BIC), y situado en las afueras del pueblo, cerca de una cortijada, dentro del término de Murtas, en esta Lista Roja, que, según detalla en su web, recoge «aquellos elementos del patrimonio cultural español que se encuentran sometidos a riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores, con el objetivo de darlos a conocer y lograr su consolidación o restauración».

Preguntado al respecto por Europa Press, el alcalde de Murtas ha indicado que en la actualidad no hay ningún proyecto para la recuperación de este bien inmueble, que Hispania Nostra advierte que está «muy deteriorado», pues el Ayuntamiento no ha encontrado línea de financiación específica a la que acogerse, y ha explicado que esa situación se prolonga desde hace tiempo y «todo el mundo» es consciente de ello en el pueblo.

El consistorio no tiene ningún vallado establecido en el entorno, según ha indicado Romera, si bien el castillo no está ocupado. Ha señalado que el consistorio está abierto a la colaboración del resto de administraciones, incidiendo en que, a su parecer, debería de ser el Gobierno central el que se ocupara de sacar líneas específicas para rehabilitar inmuebles «antiguos» de este tipo.

Según la información facilitada por Hispania Nostra, esta antigua fortaleza árabe tuvo, junto a la fortaleza de Escariantes y la alquería de Yilyana (Juliana) «un papel principal» en la revuelta de la Alpujarra a finales del siglo VIII.

«Esto sitúa la construcción de esta fortaleza en el primer periodo musulmán, por tanto, a finales del siglo VIII. A pesar de ello», prosigue la asociación, «no aparece en las crónicas castellanas, por lo que se presupone que en la época de la conquista sería una fortaleza sin papel estratégico o defensivo relevante».

Se componía de tres recintos diferenciados. Del primero, el más bajo, quedan restos de dos grandes torreones macizos de tapial, que defendían la puerta de acceso al conjunto, situada al sureste, donde hay restos de «murallas de mampostería formadas por doble muro».

Del segundo recinto, aparte de algunos trozos de muros de tapial y mampostería, quedan parte de dos torres de tapial, una la oeste y otra al norte. También se aprecia el aljibe, situado al este del recinto y «de planta trapezoidal», han detallado desde Hispania Nostra.

Del tercer recinto, el más pequeño y alto, «quedan restos del relleno de una gran torre, tal vez la del homenaje, así como de otras dos, una de ellas junto a la entrada. También se conserva el aljibe, situado al oeste y de planta rectangular, con dimensiones de 4,25 por 2,85 metros».