La ermita de la Santa Cruz de Lanjarón cumple 123 años en una impresionante atalaya

Este recinto religioso se construyó en 1899 a devoción de José Lozano Piñar y María Villaverde Gutiérrez en el lugar donde antes era utilizado para prácticas de brujería


La ermita situada en el Tajo de la Cruz de Lanjarón se construyó en el siglo XIX, el año de 1899, y se levanta a devoción de José Lozano Piñar y María Villaverde Gutiérrez. La leyenda y el mito van de la mano en todo lo relacionado con la ermita y su construcción. El Tajo de Cruz recibe su nombre por la cruz situada al filo del promontorio, pero la razón de situar ahí la cruz es el inicio del relato que envuelve al nacimiento de la Ermita.


El tajo, todavía sin cruz, era y es un emplazamiento geográfico único, especial, su situación privilegiada permite tener una visión panorámica plena del asentamiento urbano y de todos los pagos agrícolas del municipio. Pues bien, según la leyenda este era el lugar utilizado para las prácticas de brujería por las hechiceras, acompañadas puntualmente en los días especiales por el diablo o algún subalterno cualificado, donde alrededor del fuego danzaban y realizaban ejercicios de arte amatorio. Llegó a ser de tal calibre el jolgorio y la asiduidad del personal a tales actos y la influencia que esto causaba en todo el vecindario, que la Iglesia Católica y sus prosélitos deciden colocar una cruz en lo más alto del tajo como remedio contra esos desmanes demoniacos. Cruz que consigue que se abandonen esos ejercicios espirituales ejercidos en el lado oscuro y desde entonces despliega como guardiana toda su esencia e impronta. En este lugar existen dos cruces de madera.


José Lozano Piñar, conocido como el maestro Piñar por ser carpintero de profesión, iba un día invernal de cacería por los alrededores del Tajo de la Cruz y pudo más su ímpetu de cazador que su fe piadosa, era un hombre de creencias muy arraigadas, que al posarse un zorzal en un brazo de la cruz disparó, al recoger su trofeo comprobó que la cruz sangraba y ante este hecho sorprendente hizo promesa de levantar una ermita a devoción de la Cruz. Promesa que cumplió y que su familia, ya la tercera generación, ha continuado desde entonces cuidando de la ermita todo el año.
Cada año al llegar el 3 de mayo se celebra el día de la Cruz peregrinando a la ermita, que ese día se encuentra más blanca y engalanada. La noche previa se realiza la velada de la cruz donde un grupo de vecinos que como exvoto o promesa, están durante toda la noche en el tajo tanto dentro de la ermita como en la placeta exterior, donde un fuego anima la noche y así de forma inconsciente se regresa con el fuego como denominador común a aquellas noches taumatúrgicas anteriores al desembarco del símbolo cristiano en el tajo.


El Tajo de la Cruz está en el imaginario de todo el pueblo pues domina desde su atalaya cualquier perspectiva que tenga como origen el Este, es decir lo primero que se ve a sol naciente es la figura de la Ermita recortada sobre el horizonte.


Otros, los más imaginativos, a esa imagen la adornan con bellas hechiceras danzantes junto al fuego refulgente y su cara sufre la transformación de lo prohibido. La ermita de la Cruz de Lanjarón ha sufrido algunos retoques como el de 1921 incorporándose el porche y una pequeña sacristía. Todos los años se viene celebrando la tradicional romería el día de la Cruz y la velada la noche antes.


Se trata de una ermita encalada de planta rectangular y tejado a dos aguas sin más vanos que el de la puerta de entrada, a medio punto, y unas pequeñas ventanas laterales cuadradas. Posee una ámplia portada frente a su fachada que se encuentra enlosada con terrazo y rodeada perimetralmente por poyos corridos de obra, en uno de cuyos ángulos se haya clavada una cruz.


Aparece además otra cruz de madera más pequeña y más antigua adosada al hastial de la fachada lateral que mira al pueblo. En su interior hay un altar. El día de la Cruz se celebra misa en este lugar muy temprano. A este lugar, que este año cumple 123 años, se puede acceder en vehículo después de pasar durante un corto trayecto el puente del río o andando tomando desde la pista un camino de herradura.