Cádiar rinde homenaje a titulo póstumo a Francisco Tarifa en La Rambla del Banco
En esta aldea también se han celebrado sus fiestas de la Virgen de Fátima y se ha inaugurado el alumbrado público
El Ayuntamiento de Cádiar, presidido por José Javier Martín Cañizares, y los vecinos de la aldea de La Rambla del Banco han homenajeado a titulo póstumo a uno de sus hijos, nacido en esta cortijada, Francisco Tarifa Sánchez, quien fuera diputado provincial por La Alpujarra cuando ocupó la presidencia de esta institución, Sebastián Pérez Ortiz. Al acto asistieron los familiares de Francisco Tarifa; amigos; el alcalde de Cádiar; la diputada provincial por La Alpujarra y el Valle de Lecrín, Carmen Lidia Reyes; el exalcalde de Murtas, expresidente de la Mancomunidad de La Alpujarra y exdiputado provincial, Cecilio Martín, y otras personalidades. A Sebastián Pérez le hubiese encantado acudir al homenaje pero ha manifestado por teléfono a un servidor que no lo he hecho porque nadie lo ha invitado. Tarifa y Pérez hicieron mucho por La Alpujarra y otros zonas de la provincia de Granada.
Francisco Tarifa falleció a finales de julio de 2019. Era un ser entregado en cuerpo y alma a su comarca. También, y entre otras cosas, fue concejal del PP en el Ayuntamiento de Órgiva. El sepelio tuvo lugar en la iglesia de Nuestra Señora de la Expectación de Órgiva. También el pasado sábado ha tenido lugar las fiestas en honor a la Virgen de Fátima en La Rambla del Banco con procesión, almuerzo a base de paella elaborada por el lanjaronense Rafael ‘Machaco’, música, baile, merienda, juegos para los niños y otros eventos. Además se inauguró el alumbrado público, pues esta aldea carecía de ello.
La Rambla del Banco contó en otros tiempos con escuelas nacionales. Las escuelas fueron inauguradas en 1960. El espacio para que los niños pudieran aprender a leer, escribir y hacer cuentas lo donó, solo para ese fin, Antonio Moreno ‘El carpintero’ de Cádiar, fallecido hace dos décadas. En otros tiempos esta aldea tuvo más de un centenar de habitantes.
La Rambla del Banco es casi una aldea fantasma. No por que sus moradas estén en estado ruinoso, sino por que apenas viven vecinos de forma habitual en este lugar situado a 1.190 metros de altitud. Eso sí, los fines de semana y durante el verano se anima un poco el ambiente en las calles y plazoletas cuando llegan algunas familias de esta zona que tuvieron que emigrar para poder progresar. Este lugar sigue casi intacto, como si el tiempo no hubiera pasado por él. Cuando llega uno a La Rambla del Banco puede contemplar casi siempre a los dos asnos de Casimiro comiendo hierba en el campo.
Hace unos lustros la Comunidad Europea dotó a esta aldea de una planta de energía solar pero al poco tiempo dejó de funcionar al parecer por falta de mantenimiento y dejación. Pasear por las calles de este tranquilo lugar convierte en la mayoría de los casos en un andar solitario. Aquí no existe turismo de masas, atascos, ni calles abarrotadas de gente, ni tiendas. La despoblación sigue siendo uno de los graves problemas que sufren numerosos lugares de la comarca de La Alpujarra. En algunos sitios existen más perros y gatos que habitantes.
A esta zona le llaman así por que en otros tiempos hubo un banco para herrar las bestias de la aldea y alrededores. Este lugar llegó a tener 15 pares de mulos para arar, trillar y transportar mercancías. Antiguamente los habitantes de esta aldea se dedicaban a la agricultura de sol a sol y al pastoreo. Una maestra se encargaba de dar clase a unos 70 niños y niñas de La Rambla del Banco y de los cortijos: ‘Los Morones’, ‘Los Castaños’, ‘Pescaero’, ‘Los Olivillos’, ‘Los Almendrillos’, ‘Los Cirujanos’, ‘El Millonario’, ‘Los Sacristanes’, ‘La Cuesta Guitarra’, ‘La Nevá’, ‘Los Cañillas’, ‘Los Curas’, ‘La Pizarra’, etcétera. Algunos niños andaban más de diez kilómetros para asistir a clase, entre la ida y la vuelta.
En la ermita de la Virgen de Fátima en otros tiempos se celebraron misas, bautizos, primeras comuniones y casamientos. Los enterramientos, se realizaban y se siguen realizando, antes llevados a hombros durante más de dos horas, y ahora en un vehículo funerario, en el cementerio de Cádiar. De La Rábita llegaban andando vendedoras de pescado. Ahora la mayoría de las viviendas están relegadas a segunda residencia de fin de semana o verano.
Esta aldea nos traslada a otras épocas. Lo primero que sorprende es la deliciosa estampa que ofrece en la distancia encaramada sobre un cerro salpicado de almendros centenarios que domina el paisaje circundante. La Rambla del Banco tiene fama de tener excelentes viñedos, buen vino y buenas almendras. Los higos son superiores. Antiguamente contaba también con buenos troveros y músicos de cuerda. Francisco Tarifa adoraba su tierra. Siempre que podía se acercaba a ella para contemplarla, andarla y saludar a su tío y demás familia cuando desde tierras de Almería también viajaban y siguen viajando a su terruño para labrar la tierra. El alcalde de Cádiar ha luchado mucho para que La Rambla del Banco pueda contar con alumbrado público y otras mejoras. En la entrada de las antiguas escuelas, donde se oficia la liturgia, una placa inaugurada el pasado sábado reza lo siguiente: “El Excelentísimo Ayuntamiento de Cádiar y los vecinos de La Rambla del Banco. En memoria de D. Francisco Tarifa Sánchez, quien fuera Diputado Provincial por La Alpujarra, en reconocimiento por su generosa dedicación y contribución a esta tierra. Cádiar, a 8 de julio de 2022”.